JUEVES SANTO

En este día de Jueves Santo, ¿qué cristiano hay que no se sienta el más rico y dichoso del mundo? Cada día que pasa, el Señor nos regala abundantes cosas, pero hoy, el día del Amor Fraterno se desborda. Y así lo expresa el Evangelio hablando de "un amor hasta el extremo". El Amor es el don más grande. Quien ama y se siente amado posee la llave de la fortuna. Es también la mayor aventura: es salir de nuestro propio caparazón, olvidarse de uno mismo y pensar, buscar y ayudar a los demás

Amar de verdad supone sacrificios, pero en el amor auténtico, en la entrega sin límites es donde encontramos la mayor satisfacción. ¡Aventúrate y ama!, en Jesucristo encontrarás toda la fuerza y el ejemplo necesario para descubrir que Dios Padre nos AMA incondicionalmente.

La última Cena. Por la mañana del Jueves, Pedro y Juan se adelantan para preparar la cena en Jerusalén. A la tarde llegaron al Cenáculo. Allí Jesús lavó los pies uno a uno. Luego, sentados a la mesa celebra la primera Misa: les da a comer su Cuerpo y su Sangre y les ordena sacerdotes a los Apóstoles para que, en adelante, ellos celebren la Misa. Judas salió del Cenáculo antes, para entregarle. Jesús se despidió de su Madre y se fue al huerto de los Olivos. Allí sudó sangre, viendo lo que le esperaba. Los discípulos se durmieron. Llegó Judas con todos los de la sinagoga y le da un beso. Entonces, le cogieron preso y todos los Apóstoles huyeron. Lo llevan al Palacio de Caifás, el Sumo Sacerdote. Le interrogan durante toda la noche: no duerme nada.

AMAR es el verbo más conjugado de la historia. El hombre está sediento de amor. Cuando lo encuentra y cuando lo da, es feliz. Pero amar como Jesús con su medida y con su finalidad, no es fácil. Amar como El amó supone negarse, olvidarse, vencerse. Amar como amó Jesús supone considerar de verdad a los hombres, a todos los hombres, como hermanos y estar dispuesto a compartir con ellos la herencia, toda la herencia. No, no es fácil amar así. Y por eso no lo hacemos. No lo hacen los hombres en general y no lo hacemos, evidentemente, los cristianos. Por eso, fácilmente, el Jueves Santo no lo entendemos.