Con el corazón en el domingo: Bautismo N.S

Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.» Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. y vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.»

Si el proceso del Baustismo de Jesús fue largo o corto en el tiempo, no nos importa mucho. Más importante que imaginar a Jesús acercándose a Juan para pedirle el bautismo o imaginar la paloma del Espíritu posándose sobre su cabeza, es reflexionar sobre la misión recién asumida por Jesús. Es una misión que le lleva a dejar todo y a comenzar una vida nueva. Familia, trabajo, amigos, todo queda atrás. En adelante su madre y sus hermanos serán los que escuchan la Palabra de Dios. Su familia serán todos los hombres y mujeres porque todos son amados por Dios. La familia es la familia del Reino. Comienza un mundo nuevo.

El Bautismo marcó un antes y un después en la vida de Jesús. A partir de él “pasó haciendo el bien”. Ese debería ser el principal distintivo por el que se nos debería conocer a sus discípulos. Como Jesús nos hemos bautizado, el Espíritu se ha posado sobre nosotros. Ahora nos queda vivir como Jesús: haciendo el bien y curando de todo dolor a los que nos encontramos en nuestro camino. Así verán que Dios está con nosotros.